Iglesia Bíblica Gracia Soberana

DECLARACIÓN DE FE

La declaración de fe oficial de la IBGS es la Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689 con modificaciones. La Declaración Cambridge, la Declaración Danvers y la Declaración Pro-Vida también reflejan nuestro entendimiento de la Biblia y cómo ésta tiene aplicación a nuestra cultura. Dado que la Confesión de Londres contiene 70 páginas, a continuación está un resumen.

Declaración de Fe

La Biblia

La Biblia es la Palabra de Dios. La Escritura es inspirada por Dios expelida (exhalada) no solamente en su sentido general, pero cada palabra. La Biblia es la revelación por escrito de Sí mismo y de Su voluntad a la humanidad. Es la autoridad máxima en la iglesia y el juez final de toda enseñanza de la iglesia. Cada persona tiene el privilegio y deber de estudiar la Biblia para conocer a Dios y Su voluntad.

Dios

Existe un solo Dios. Dios es personal, eterno, santo, justo, soberano y amoroso. Dios sabe todas las cosas, está presente en todas partes, y es la fuente de toda vida. Dios es espíritu y existe independientemente del universo material. En la Deidad existen tres personas coiguales, coeternas pero distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

El Universo Material

El universo material (todas las cosas, toda vida, la humanidad) fue creado por Dios en seis días literales. El principal propósito del universo es traer gloria a Dios. Dios gobierna sobre todo el universo creado, incluyendo los seres humanos, y Él causa que todas las cosas trabajen conforme a Su voluntad.

El Hombre

El hombre, varón y hembra, fueron creados a la imagen de Dios. Por lo tanto, el hombre es distinto del resto de los seres vivientes. El ser del hombre consiste en cuerpo y espíritu. Conforme a la creación original de Dios, el hombre era santo y justo y tenía dominio sobre las otras criaturas. El hombre está bajo la autoridad de Dios y es responsable a Dios por sus actos, pensamientos, y motivaciones.

El Pecado

El hombre (Adán y Eva) cayó del estado en que fue originalmente creado por desobediencia voluntaria a Dios. Toda desobediencia a Dios es pecado. El pecado original del hombre y el continuar en pecado trae muerte sobre cada miembro de la raza humana. Dios hace al hombre responsable de pagar la deuda por sus pecados. La naturaleza del hombre es corrupta de tal manera que él naturalmente desea hacer lo que es contrario a la voluntad de Dios. Él es completamente incapaz de librarse a sí mismo, en su totalidad o en parte, tanto de su culpabilidad como de su naturaleza corrupta. En este estado el hombre está bajo la ira y la maldición de Dios y es predispuesto a todas las miserias de esta vida, a la muerte misma, y a todos los dolores del infierno para siempre.

Jesucristo El Salvador

Jesucristo es el eterno Hijo de Dios, igual a Dios. Como Hijo de Dios vino al mundo y tomó sobre Él la naturaleza humana, pero sin pecado. El propósito de Su venida fue salvar a los hombres de sus pecados por medio de vivir la vida justa que ellos deberían vivir llevar sus pecados sobre Él mismo, morir en lugar de ellos en la cruz bajo el castigo de Dios, resucitar de los muertos y en el presente vivir como su Sumo Sacerdote y Líder quien los llevará a la gloria. La muerte de Jesucristo sobre la cruz es la única manera por medio de la cual los pecados del hombre pueden ser perdonados y su culpa quitada. Jesucristo, el Dios-hombre, es en el presente Señor del universo, está sentado a la diestra de Dios y un día juzgará a los vivos y los muertos.

Salvación del Pecado

Dios el Padre, conociendo que todos los hombres lo rechazarían si fuesen dejados a sí mismos, determinó en el pasado eterno salvar un pueblo para Sí. El Padre dio Su Hijo Jesucristo para morir por los pecados de su pueblo, esto es, para que muera bajo Su ira en lugar de ellos. El Espíritu Santo es enviado por ambos El Padre y el Hijo para convencer a los hombres de sus pecados, para volver a crear sus corazones (nuevo nacimiento), y para dirigir y darles el poder de creer (confiar) solamente en Jesucristo para salvación. Esta salvación se ofrece gratuitamente como un regalo a todo ser humano. Los seres humanos deben cesar de tratar de ganarse la salvación por medio de buenas obras, ceremonias religiosas, por refrenarse de ciertos pecados, etc. En su lugar deben arrepentirse y buscar a Dios y confiar en el Señor Jesucristo. Ellos deben depender solamente en Jesucristo para que los salve como un infante depende solamente de su madre para vida. Ya que esta salvación no depende de nada que hay en el hombre, nadie es demasiado malvado para ser salvo y nadie tan bueno para no necesitar ser salvo.

La Vida Cristiana

La vida cristiana se vive por fe en Jesucristo con el objetivo de complacer y honrar a Dios.  Los creyentes manifiestan que son discípulos de Cristo por palabra y hecho.  Son usados por Dios para llevar a otros al conocimiento salvador de Cristo.  Los cristianos poseen la esperanza gloriosa de un día vivir eternamente en la presencia de Dios; su vida en la tierra se la ve como temporal.  La vida del cristiano es una vida de continua lucha contra el pecado y por la gracia de Dios ser progresivamente hecho a la imagen de Jesucristo.  Amor a Dios y a otros que se sacrifica a sí mismo, humildad, la habilidad de perdonar a otros como Cristo lo perdonó y gozo están entre las características principales del verdadero cristiano.

Futuro Eterno del Hombre

El Señor Jesucristo regresará un día visiblemente y todos serán resucitados y enfrentarán el juicio de Dios. Los cielos y la tierra actuales serán destruidos y un cielo y tierra nuevos serán creados. Aquellos que han sido salvos por la gracia de Dios, vivirán eternamente en Su presencia sirviéndole, alabándole, y gozándose de Él. En este estado de gloria todos los aspectos del pecado estarán ausentes. Aquellos que no fueron salvos serán castigados eternamente por sus pecados bajo la ira de Dios.

Posición Cultural

Apreciación de la Sociedad en la que Vivimos
Con la aceptación dilatada de la evolución, el humanismo secular y el relativismo, hemos venido a ser extremadamente antropocéntricos (el hombre como el centro del universo).  A través de estas filosofías estamos tratando de exaltarnos sobre la autoridad de Dios.  De muchas maneras nos hemos proclamado autónomos en la esfera del conocimiento—no necesitamos sabiduría ni conocimiento sólo los que provienen del ser humano.  En esta condición estamos buscando ser como Dios y definir el bien y el mal por nosotros mismos.  Prácticas tales como el aborto, redefinir el matrimonio y redefinir la justicia, son los resultados lógicos de nuestra opinión intelectualmente arrogante de nosotros mismos.  Nuestra meta de definir el bien y el mal por nosotros mismos es rebelión contra la autoridad de Dios.  Cuando persistimos en exaltarnos ante Dios, los juicios de Dios sobre el orgulloso son inevitables.  La necesidad más grande nuestra sociedad es ser humillada en la presencia de la soberanía, santidad y gracia de Dios.  Debemos aprender que por nuestro pecado somos fracasos en su sentido más real hasta que Dios en Su misericordia nos salva.  Existe una generalizada corriente interna de desesperación y miedo en nuestra sociedad que resulta de confiar en el hombre en vez de en Dios.  “Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.  Será como la retama en el desierto.” (Jeremías 17:5-6).

Apreciación del Estado del Cristianismo en Nuestra Sociedad

Lamentablemente la iglesia en los Estados Unidos ha sido influenciada significativamente por el egocentrismo de nuestra sociedad de tal manera que el evangelio muy frecuentemente se ofrece como un método más de auto realización.  Nuestras iglesias han venido a ser una “tienda” más para consumidores a la cual pueden recurrir para que sus deseos sean cumplidos.  Hemos caído bajo la advertencia del Señor, “¡el que quiera salvar su vida, la perderá!”  Estamos sumamente ocupados con nosotros mismos (con el hombre):  nuestras necesidades, nuestros sentimientos, nuestros propósitos.  El evangelio llena todas estas “necesidades” que sentimos, pero lo hace por medio de restaurar nuestra relación con nuestro Creador-Redentor de tal manera que lo adoramos y amamos por sobre todo.  Cuando hacemos al ser humano nuestra meta y objeto de nuestra adoración—aquello para lo que vivimos—perdemos nuestras vidas.

Debido al entendimiento humanista de que el hombre es moralmente neutral, nuestras iglesias han diluido la enseñanza de la Biblia sobre el pecado con la intención de evitar ofender al hombre.  Tener un entendimiento superficial del pecado lleva a un entendimiento superficial de la muerte de Cristo y de la obra del Espíritu Santo, lo cual a su vez lleva a una experiencia superficial del amor de Dios.  Nuestra más grande necesidad es que nuestra atención sea redirigida a Dios revelado en Jesucristo.  Necesitamos venir a ser conocedores de Dios, temerosos de Dios, adoradores de Dios, servidores de Dios, y amantes de Dios.

Metas de Ministerio

La meta de la Iglesia Bíblica Gracia Soberana es que Dios sea exaltado y nosotros humillados y traídos a una profunda apreciación de la gracia y el amor de Dios en Jesucristo.  Deseamos promover un verdadero entendimiento de la Biblia para llevar a personas a una relación correcta con Dios por medio de Jesucristo.  Deseamos promover el crecimiento cristiano, discipulado, compañerismo y buenas obras.  Nuestro mayor gozo y paz perdurables vienen cuando estamos orientados conforme a las grandes declaraciones de Pablo, “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” (Gálatas 6:14).  “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11:36).